
LARRY BERTLEMANN SURFBOARDS
Larry Bertlemann cambió las reglas del juego. Se le reconoce por haber mostrado al mundo lo que era posible hacer sobre una tabla de surf. Como uno de los pioneros del shortboard, su estilo fue una antítesis radical de las líneas fluidas y armoniosas de los años 60 y principios de los 70. Bertlemann tenía un movimiento dinámico y elástico en su surf, lo que le valió el apodo de “Rubberman” (Hombre de Goma). Mientras que el estilo de la época valoraba los giros amplios y marcados, Bertlemann fue uno de los primeros en atacar las olas de arriba hacia abajo con maniobras rápidas y cortantes en la parte crítica de la ola.
Larry Bertlemann nació el 7 de agosto de 1955 en Hilo, en la Isla Grande de Hawái. Hijo de un exinstructor de supervivencia de la Fuerza Aérea y mecánico de automóviles, su infancia fue similar a la de muchos niños hawaianos. Aunque no empezó a surfear hasta casi la adolescencia, la caza de jabalíes y la pesca eran sus principales pasatiempos. A los 11 años, se mudó a Oahu con su madre, y fue allí donde tomó una tabla de surf por primera vez, decididamente empeñado en dominar la famosa ola de Ala Moana. Con el paso de los años, Bertlemann progresó rápidamente, transformando tanto Ala Moana como las olas más maniobrables del North Shore en terrenos de prueba para el surf moderno de alto rendimiento.
Trabajando estrechamente con el reconocido shaper Ben Aipa, Bertlemann ayudó a desarrollar y perfeccionar tablas que se adaptaban a su enfoque innovador. Aipa, quien actuaba como su entrenador, y Bertlemann redefinieron juntos el estándar del equipamiento de alto rendimiento. Los diseños de Aipa, como el swallowtail y el stinger de mediados de los 70, facilitaron algunas de las mejores sesiones de surf de Bertlemann.
A nivel personal, Aipa desaconsejaba a Bertlemann seguir una carrera competitiva profesional. Sin embargo, a pesar de los consejos de su mentor y de su propio desinterés por la competición, Bertlemann se convirtió en profesional a principios de los años 70. Aunque llegó a ser uno de los surfistas mejor pagados de la época, sus resultados en competición fueron limitados. Logró el tercer lugar en el Pipeline Masters de 1972 y en el Smirnoff Pro de 1973, ganó el Duke Classic de 1974 y se mantuvo entre los 16 mejores tanto en 1976 como en 1979. Aun así, dado que su estilo era un cambio tan radical respecto a la norma, los jueces a menudo no sabían cómo puntuar sus maniobras. Al fin y al cabo, ¿cómo se puntúa algo que nunca antes se había visto?
La carrera competitiva de Bertlemann quedó eclipsada por su imponente presencia en los medios. Se convirtió en uno de los surfistas profesionales más expuestos mediáticamente de la historia, apareciendo en un récord de nueve portadas de revistas. Fue además uno de los primeros surfistas en asegurar patrocinios corporativos de grandes marcas como Pepsi, OP, Toyota y United Airlines. No era solo su espectacular forma de surfear lo que lo mantenía en el ojo público: Bertlemann solía surfear con conjuntos de colores coordinados y su característico peinado afro perfectamente cuidado, asegurándose de que las cámaras lo siguieran a todas partes. Incluso surfeó en Pipeline con un traje de neopreno personalizado de estilo pantalón de campana. Aunque sus extravagancias desanimaron a los puristas del surf, abrieron las puertas a la actual cultura de patrocinios corporativos en el deporte.
La exposición mediática de Bertlemann lo convirtió en uno de los grandes embajadores de Hawái durante la década de 1970. Nunca antes el estilo de vida del surf había sido tan accesible para los no surfistas en todo el mundo. Las imágenes de Bertlemann circularon globalmente, convirtiéndolo en poco tiempo en el rostro inconfundible del surf hawaiano.